Lejos de aportar
soluciones, este profesional estaría entorpeciendo el progreso de la
construcción con observaciones arbitrarias, decisiones sin sustento técnico y
actitudes autoritarias, lo que está generando demoras injustificadas, malestar
general y una profunda indignación entre el personal, que hoy lo señala
abiertamente como un enemigo de nuestro pueblo.
De acuerdo con las
versiones recogidas en el mismo frente de trabajo, Panagyotis Athineos es el
principal obstáculo para la continuidad de los trabajos, pues gracias a él se
han presentado los múltiples retrasos en el cronograma de avance. “Todo lo
observa, todo lo cuestiona, pero nunca justifica técnicamente sus objeciones”,
relatan trabajadores que prefieren mantener su identidad en reserva por temor a
represalias.
A ello se suman los
recientes comentarios despectivos y fuera de lugar que el ingeniero habría
aparentemente realizado ante testigos, donde expresó que “Celendín nunca tendrá
su hospital, que ni lo sueñen”. Estas palabras, consideradas una afrenta directa
contra todo un pueblo, han generado una ola de indignación entre los
trabajadores pues se trata del avance y desarrollo de Celendín. Además,
califican esta conducta como déspota, irrespetuosa y antiética, impropia de un
profesional encargado de velar por la calidad y el cumplimiento de una obra de
tanta importancia social.
Los mismos trabajadores
denuncian que Panagyotis carecería de criterio profesional y objetividad
técnica, y que en más de una ocasión habría usurpado funciones, desautorizando
a colegas especialistas en otras áreas dentro de la misma empresa supervisora.
Ante esta situación,
los trabajadores han solicitado que la empresa Acruta & Tapia Ingenieros
S.A.C. reevalúe la permanencia del cuestionado supervisor, y que se designe a
otro profesional con verdadero criterio técnico, disposición al diálogo y compromiso
con el desarrollo de la provincia. “Necesitamos ingenieros que trabajen con
profesionalismo, no con soberbia”, expresaron los afectados, quienes advierten
que la paciencia del personal y de la población tiene un límite.
Si los hechos
denunciados son ciertos, la actitud del ingeniero Panagyotis no solo constituye
una falta de ética profesional, sino un acto hostil contra el progreso y la
salud de miles de celendinos, que hoy lo consideran, con justa razón, un
enemigo del desarrollo de Celendín.